Hoy al despertar, me encontré con la noticia de que el Gobierno de Horacio Cartes traerá capital
extranjero para fomentar el “progreso” al país. Las
industrias se situarán en varias ciudades tales como Asunción,
Villeta, Ypané, Ciudad del Este, Chaco'i, Mariano Roque Alonso,
Luque, J. E. Estigarribia, Villarica y Hernandarias. Dando la
posibilidad de trabajo a 3.053 personas de manera directa y rápida.
Ahora bien, no vengo a cuestionar la
creación del trabajo en sí, sino el método en el que estamos
encarando el Desarrollo Nacional, me preocupa la llegada de capitales
extranjeros, esta no es una reflexión chauvinista de nacionalismo
rabioso, sino que veo la falta de autoestima que tenemos al propio
Capital Nacional, cuando me refiero a esto lo hago pensando en factor humano, en el potencial de creación que tiene nuestra gente.
Nuevamente nuestra producción saldrá
del país y beneficiará a países como España, Corea, Japón y
otros países, comprando de esta manera sistemas de trabajos que
no tienen relación con las formas de expresión cultural del
Paraguay, dependeremos definitivamente del estado económico de los
países de donde provienen esos capitales, y nuestra producción
tributará para los países extranjeros.
Existen inciativas de industrias
familiares que no son apoyadas por el Gobierno, las pocas industrias nacionales que
sobresalen, son siempre porque las familias tienen el dinero para
facilitar “intensivos” a los funcionarios y funcionarias que les
habilitan los permisos para trabajar o tienen el capital suficiente para aguantar sus iniciativas paradas hasta que sus papeles estén en regla.
Entonces, nos encontramos en un Estado ausente, que no proyecta, que se olvida de las familias que producen dulce de frutilla, que producen chipa, del zapatero, de los copetines, de los panaderos comunitarios, etc., que también son formas diferentes de industria y que no reciben ningún tipo de incentivo para ir creciendo sistemáticamente, fortaleciendo las micro economías y generado la redistribución de la riqueza, comprometiendo al ciudadano y cuidadana con el progreso nacional. Sin embargo, el gobierno se cuelga de las iniciativas
extranjeras, concentrando el capital en unos pocos inversores, no se mira al interno, no genera un análisis de mercado, no consulta con su pueblo, solo compra modelos extranjeros de producción alienada por la globalización, y no tiene ganas de
crecer sistemáticamente y de una manera sólida.
Lo más grave de estas decisiones es que con la
compra de espejitos extranjeros, sometemos a la población a
un estado empleado, donde no fomentamos el ingenio de la industria
nacional, donde las empresas familiares y nacionales pierden la
iniciativa, las ganas y se pierde definitivamente la costumbre de
nuestra gente, eso que nos hace ser tan especiales, y nos hace sobre
salir.
Hoy, al despertar quede muy triste,
porque habrá trabajo, pero no crecimiento. Hoy me di cuenta que aún no confiamos en nuestras propias
capacidades.